El Muestrario de Afectos fue el resultado de un proyecto participativo con los vecinos de Santa María la Ribera. En esta exposición, los objetos evidenciaron un ejercicio de colaboración que activó la difusión y conservación de la memoria barrial. En este proceso, las afectividades implicadas permitieron el intercambio de historias y sucesos con los que se trataba de afirmar, pero también de rearticular, la identidad de los habitantes en este territorio específico. La propuesta consistió en difundir de manera impresa, digital y oral una invitación con el fin de recabar y compartir historias a través de la apreciación y exhibición de objetos únicos, peculiares y representativos de la propia colectividad. Los objetos que luego se exhibieron constituyeron dos indicadores de una voluntad de complicidades y cooperaciones posibles. (Indicador IPAV y Residuografía).
Realizado en el marco del Corredor Cultural de Santa María la Ribera –que Nerivela ayudó a coordinar con el Consejo Consultivo de Cultura del barrio– el Muestrario de Afectos encontró una sede temporal en el Museo de Geología de la UNAM, una institución clave del lugar que promueve la investigación, conservación y difusión de un legado específico de carácter científico. La asociación con el Museo de Geología no fue gratuita. Se trató de generar alusiones con los objetos urbanos como si fueran capas de una densidad cultural, objetos de un sustrato en el que se conforma un imaginario, guijarros y aerolitos que denotan la disposición de la urbe.